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Contrato de alquiler por temporadas: qué es y cómo funciona

 

Muchos propietarios solo desean alquilar su vivienda por un periodo de tiempo determinado, al igual que muchos inquilinos desean firmar un contrato de alquiler temporal por distintos motivos, como pueden ser trabajo, estudios o cualquier otro. 

 

Quizá te hayas preguntado cómo funcionan los contratos por temporada o  cómo finalizar un contrato de alquiler de este tipo. En este post vamos a ver en qué consiste un contrato de arrendamiento de temporada, sus características y cuál es la mejor forma de sacarles partido.

 

Cómo funciona un contrato de alquiler por temporadas

 

La LAU (Ley de Arrendamientos Urbanos), hace una distinción entre los arrendamientos de vivienda y los arrendamientos para uso distinto de la vivienda. Cada uno de ellos tienen normativas diferentes que vamos a ver a continuación.

 

Arrendamientos de vivienda

 

La finalidad del arrendamiento de vivienda es satisfacer la necesidad de una vivienda permanente por parte del inquilino. De ahí que la normativa que los regula tienden a ser más proteccionistas con el arrendatario. Son los contratos más habituales en el mercado de alquiler.

 

Arrendamientos para usos diferentes de la vivienda

 

Son los alquileres de fincas urbanas no destinadas a vivienda, por ejemplo una oficina, local de negocio o también los arrendamientos por temporada. La diferencia es que en este tipo de contratos, tanto el propietario como el inquilino pueden pactar libremente las condiciones del contrato que estimen oportunas.

 

¿En qué consiste un alquiler de temporada?

 

Un alquiler de temporada es el arrendamiento de una vivienda que no satisface la demanda de una vivienda permanente por parte del inquilino, sino que se utiliza para cubrir una necesidad de vivienda específica, como pueden ser unas vacaciones, un trabajo con fecha de finalización, una temporada de estudios, etc.

 

Por ejemplo, se puede firmar un contrato de alquiler de una vivienda por tres semanas o por tres meses, aunque después la LAU permite una prórroga si ambas partes están de acuerdo. En este tipo de contratos, lo importante no es la duración, sino el motivo por el que se alquila y que ambas partes estén de acuerdo en las condiciones del contrato.

 

Lo más importante es que en el contrato aparezca expresamente la voluntad del propietario y el inquilino de alquilar la vivienda por una temporada y explicar los motivos que justifiquen el régimen del contrato. Vamos a ver algunos ejemplos de un arrendamiento de temporada:

 

  • Alojamiento temporal vacacional, ya sea en verano o en invierno.
  • Alojamiento temporal por obras en la vivienda habitual del arrendatario.
  • Alojamiento temporal por motivos de trabajo durante un periodo de tiempo determinado (seis meses, un año o más).
  • Alojamiento temporal por estudios, aunque en algunos casos se podría ver en qué vivienda pasa más tiempo, si en la alquilada o en la suya propia.

 

En estos casos siempre hay una causa real para que haya un régimen distinto de los contratos de alquiler permanentes, ya que el inquilino no necesita la protección que tiene en un inmueble que cubre todas sus necesidades de vivienda permanente.

 

Una vez sabemos cuál es la causa que motiva a redactar un contrato de alquiler por temporadas, se pueden negociar los términos y condiciones del contrato entre las partes. Hay que tener en cuenta que no existe una normativa legal de mínimos que proteja al inquilino y es difícil que una cláusula se pueda considerar nula aunque, en principio, parezca abusiva.

 

De ahí la importancia de contar con un profesional en la fase de negociación del contrato, de esta forma, el propietario tendrá el asesoramiento necesario y estará protegido en todo momento para saber qué tipo de cláusulas puede introducir y evitar problemas en el futuro.  

 

Principales dudas sobre el alquiler de temporada

 

Estas son las preguntas más habituales que nos hacen los propietarios cuando quieren alquilar su vivienda por temporadas:

 

¿Qué duración debe tener el contrato?

 

La duración la deben pactar el arrendador y arrendatario. La ley no exige un mínimo ni un máximo de tiempo. Puede ser un alquiler de unos pocos días o de varios años. Lo importante es la causa que justifique este tipo de contrato, como puede ser un contrato laboral, un tratamiento médico, estudios, vacaciones con fecha de salida, etc.

 

¿Hay prórrogas en este tipo de contrato?

 

En principio no, a no ser que las partes hayan acordado expresamente la posibilidad de prorrogar el contrato en determinados términos y condiciones.

 

¿Cuándo se puede marchar el inquilino?

 

El inquilino está obligado a cumplir la duración del contrato que aparece especificado y que firmó en su momento. Sin embargo, si ambas partes han acordado que el inquilino se puede marchar en algunos supuestos, se respetarán siempre que aparezcan en el contrato de forma clara.

 

¿El propietario puede recuperar su vivienda durante el contrato por temporada?

 

El propietario también deberá cumplir el contrato una vez firmado. Solo en el caso de que el inquilino no cumpla lo establecido, el contrato podrá resolverse a favor del arrendador.

 

¿Hay fianza en este tipo de contratos?

 

Según el Artículo 36 de la LAU el inquilino deberá abonar dos mensualidades de fianza.

 

¿Puede haber otras garantías adicionales?

 

Si el propietario pide garantías adicionales además de la fianza y el inquilino está de acuerdo se pueden introducir en el contrato.

 

Como ves, hay bastantes supuestos que hay que tener en cuenta en los alquileres por temporadas. Si estás pensando en redactar un contrato de alquiler temporal te recomendamos confiar en Renta Garantizada, ya que disponemos de los mejores profesionales y la experiencia necesaria en alquiler de viviendas para asesorarte como te mereces. Contacta con nosotros y cuéntanos tus planes. 

 

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